Año a año son robados millones de dólares en oro, la mayoría de las veces el oro se funde para embarcarlo al extranjero. De esta forma el oro mantiene su valor y desaparece toda posibilidad de identificar su procedencia.
Sin embargo, una técnica desarrollada por científicos australianos permitirá, en breve, que las autoridades identifiquen el origen de las muestras de oro, incluso si se ha fundido y recuperado nuevamente la pieza, lo que permitirá atrapar a l los ladrones.
El oro es un metal no reactivo que se encuentra en la naturaleza sin combinar. La baja reactividad que lo caracteriza es una de las propiedades que convierten al oro en un metal apropiado para su uso en joyería. Durante la mineralización del oro, es decir, la formación del metal, algunos elementos como cadmio, plomo, telurio y zinc se incorporan a las pepitas. La cantidad y el tipo de impurezas o elementos traza incorporados varia según el lugar donde se ha extraído.
Para analizar una muestra de oro, los científicos empiezan por calentar una pequeña partícula (como 0.01 cm de diámetro y espesor) de la muestra con un laser de alto poder. El oro vaporizado y sus elementos traza incorporados son arrastrados por una corriente de argón gaseoso hacia un espectrómetro de masas.
La comparación del espectro de masas obtenido con los espectros de masas archivados de muestras de oro de origen conocido permitirá la identificación de la procedencia del oro, de la misma manera en que las huellas digitales identifican a una persona. Esta técnica puede utilizarse tanto en piezas grandes, como en barras y pepitas, como en pequeños artículos de joyería. También se puede utilizar para detectar falsificaciones de obras de arte.
Sin embargo, una técnica desarrollada por científicos australianos permitirá, en breve, que las autoridades identifiquen el origen de las muestras de oro, incluso si se ha fundido y recuperado nuevamente la pieza, lo que permitirá atrapar a l los ladrones.
El oro es un metal no reactivo que se encuentra en la naturaleza sin combinar. La baja reactividad que lo caracteriza es una de las propiedades que convierten al oro en un metal apropiado para su uso en joyería. Durante la mineralización del oro, es decir, la formación del metal, algunos elementos como cadmio, plomo, telurio y zinc se incorporan a las pepitas. La cantidad y el tipo de impurezas o elementos traza incorporados varia según el lugar donde se ha extraído.
Para analizar una muestra de oro, los científicos empiezan por calentar una pequeña partícula (como 0.01 cm de diámetro y espesor) de la muestra con un laser de alto poder. El oro vaporizado y sus elementos traza incorporados son arrastrados por una corriente de argón gaseoso hacia un espectrómetro de masas.
La comparación del espectro de masas obtenido con los espectros de masas archivados de muestras de oro de origen conocido permitirá la identificación de la procedencia del oro, de la misma manera en que las huellas digitales identifican a una persona. Esta técnica puede utilizarse tanto en piezas grandes, como en barras y pepitas, como en pequeños artículos de joyería. También se puede utilizar para detectar falsificaciones de obras de arte.
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