PRACTICA 1

EL RASTRO DE TU SANGRE EN LA NIEVE


Cuando arribaron a la frontera, el dedo con el anillo de bodas de Nena Daconte aún sangraba. El guardia civil, haciendo esfuerzo para que no lo tumbara la presión del viento que soplaba de los Pirineos, revisó los pasaportes diplomáticos de ella y de su marido, Billy Sanchez de Ávila. Y para cerciorarse les iluminó la cara con la linterna de carburo que llevaba.

Nena Daconte era casi una niña, tenía la piel tostada por el sol del Caribe, los ojos de pájaro feliz y estaba arropada con un abrigo de nucas de visón. Su esposo, Billy Sanchez de Ávila, conducía el coche y era un año menor que ella, llevaba una chaqueta de cuadros escoceses y era más alto y atlético que su esposa. Pero lo que más resaltaba la condición de ambos era lujoso el automóvil donde viajaban y que estaba atiborrado de maletas y de regalos que aún no se habían abierto.

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